De las 30 tormentas tropicales hasta la fecha, 13 se convirtieron en huracanes, incluidos seis huracanes de categoría mayor
La extremadamente activa temporada de huracanes en el Atlántico, que de manera oficial concluye este lunes, ha roto récords al sumar 30 ciclones con denominación, apelar por segunda vez al alfabeto griego tras agotar la lista de 21 nombres programados, y dejar muertos y cuantiosos daños materiales en un ya aciago 2020.
La de este año, que incluso alberga la posible formación en los próximos días de la que sería la tormenta tropical Kappa, ha roto varias marcas, como son los 30 ciclones con nombre, que supera así a los 28 formados en la temporada de 2005, o los 12 que han tocado tierra en suelo continental estadounidense, cinco de ellos en el estado de Luisiana, números de los que no se tienen registros previos.
De las 30 tormentas tropicales hasta la fecha, 13 se convirtieron en huracanes (con vientos máximos de al menos 74 millas por hora o 119 km/h), incluidos seis huracanes de categoría mayor (con vientos desde 111 m/h o 178 km/h). Este año se cierra además con el segundo número más alto de huracanes registrado.
El Golfo de México ha sido a lo largo de esta temporada una zona especialmente activa, y que en el caso de Estados Unidos ha visto nueve llegadas a tierra en estados de cara esta porción del Atlántico, e incluso con Laura y Delta alcanzando las cosas de Luisiana en localidades a 13 millas (20 km.) de distancia entre sí.
Los pronósticos se cumplían
Las proyecciones que hizo la gubernamental Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, en inglés) de Estados Unidos antes del 1 de junio, cuando comienza de manera oficial la temporada de huracanes atlántica, y en las que alertó de una temporada por encima de lo normal, se empezaban a ver reflejadas con la formación de dos tormentas antes del arranque formal.
Arthur, que se formó el 14 de mayo e impactó las costas de Carolina del Norte, y luego la fugaz Bertha, formada el 27 de ese mismo mes y que tocó tierra en Carolina del Sur, dieron pistas de que la de este año andaría muy por encima de la media de 12 tormentas y seis huracanes (tres de ellos mayores).
Para el día 18 de septiembre, se habían agotado los 21 nombres programados para este año, nueve de ellos solo entre los meses de mayo y julio, y por segunda vez en su historia la NOAA debió apelar al alfabeto griego para las posteriores tormentas, llegando hasta el momento hasta el noveno de nombre de esta lista, Iota.
Los meteorólogos han visto hechos inusuales en la cuenca atlántica como el desarrollo al mismo tiempo de cinco fenómenos tropicales, Paulette, Rene, Sally, Teddy y Vicky, formados en el mes de septiembre, durante el pico de la temporada, y cuyo único antecedente ocurrió en la del año 1971, cuando también se formaron cinco ciclones.
Este año ha visto a su vez la formación de seis huracanes mayores, es decir de categoría 3 (vientos sostenidos de 111 millas por hora o 178 km/h) o más.
Laura, Teddy, Delta, Epsilon, Eta y Iota, los seis huracanes mayores de esta temporada, representan la segunda mayor cifra de este tipo de huracanes formados en un solo año, que en el caso de este 2020 – con Iota – ha continuado la tendencia de los últimos cinco de cerrar con al menos un huracán de categoría 5, la máxima en la escala Saffir-Simpson.
Centroamérica golpeada dos veces
Precisamente, uno de los ciclones protagonistas de esta temporada fue Iota, el poderoso huracán que alcanzó vientos de 160 millas por hora (258 km/h) y que después de Eta fue el segundo huracán mayor aparecido en el mes de noviembre, usualmente de menor actividad, algo de lo que no se tienen registros históricos.
Iota alcanzó las costas del noreste de Nicaragua el pasado 17 de noviembre como huracán de categoría 4 y lo hizo a unas 15 millas (24 km) de donde dos semanas atrás tocó tierra el poderoso Eta, con la misma intensidad.
Ambos huracanes prosiguieron luego un trayecto de destrucción por Honduras y otros países de Centroamérica, una región muy vulnerable a los desastres naturales y que este año lidia con los efectos de la COVID-19.
Se calcula que solo en Honduras más de 3,5 millones de personas resultaron afectadas por los dos huracanes, que dejaron 45 puentes destruidos y 55 dañados, mientras que el Gobierno de Nicaragua estima que ambos huracanes causaron pérdidas por 742 millones de dólares, es decir el 5,9 % de Producto Interno Bruto (PIB) de este país centroamericano.
Esta extrema actividad en la temporada que acaba hoy tiene diversos factores, entre ellos temperaturas en la superficie del mar más cálidas, “un monzón de África occidental más fuerte, junto con una cizalladura del viento vertical mucho más débil” y patrones de viento provenientes de África, como señaló Gerry Bell, del Centro de Predicción del Clima de la NOAA.
“Estas condiciones, combinadas con (el fenómeno de) La Niña, ayudaron a hacer posible esta temporada de huracanes extremadamente activa y sin precedentes”, agregó.
Una temporada, por lo demás, que parece negarse a culminar y es que los meteorólogos del Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos mantienen la mirada en un fenómeno al norte de las islas portuguesas de Madeira, al noroeste de África y que en las próximas 48 horas podría adquirir características tropicales.
Se ser así, se convertiría en la tormenta tropical Kappa, la número 31 de esta histórica temporada en el Atlántico y que ha roto numerosos récords.
Con información de EFE