EU. – El estadunidense Matthew Taylor Coleman, de 40 años, acusado de acuchillar hasta la muerte a sus dos hijos, en Playas de Rosarito, Baja California, podría enfrentar la pena de muerte, con nuevos cargos federales presentados este miércoles por la Corte Federal de Estados Unidos, al sur de California.
Coleman, dueño de una escuela de surf en Santa Bárbara, California, fue acusado por el Gran Jurado Federal de llevarse a Rosarito a sus dos hijos, de 2 años y 10 meses, para matarlos, el 9 de agosto pasado. Fue detenido cuando intentaba cruzar la garita de San Isidro.
El documento de la Corte indicó que Coleman enfrenta dos cargos de asesinato foráneo en primer grado de dos estadunidenses y, por ley, son elegibles para la pena de muerte.
En próximas fechas, el Fiscal General decidirá si la solicita o no a las autoridades federales.
“No hay palabras para describir el profundo dolor que envuelve a toda una comunidad cuando un niño es asesinado. El Departamento de Justicia está decidido a lograr justicia para estas víctimas y sus seres queridos”, señaló el fiscal federal interino, Randy Grossman.
Coleman fue acusado de los mismos delitos en una denuncia federal presentada en Los Ángeles, California y las autoridades de la Fiscalía Federal de San Diego informaron que se tiene considerado desestimar esa denuncia.
Se espera que el imputado comparezca ante el Tribunal de Distrito de Estados Unidos, en el centro de Los Ángeles, el jueves 9 de septiembre.
“El asesinato de un niño es difícil de entender en ninguna circunstancia. Estoy orgullosa de la rápida investigación y esfuerzos de los agentes del FBI, el Departamento de Policía de Santa Bárbara, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos y nuestras contrapartes mexicanas que llevaron al arresto del señor Coleman cuando ingresó a Estados Unidos. Y veo ansiosos por hacer justicia para las víctimas y sus familias”, dijo la subdirectora a cargo de la oficina local de Los Ángeles del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés).
EL HECHO
El 7 de agosto, la esposa de Coleman denunció la desaparición del señor y sus dos hijos. No le respondía los mensajes ni el teléfono, por lo que la mujer contactó a la policía local que mediante la geolocalización descubrió que el hombre cruzaba la frontera y se contactó con el FBI.
Coleman se hospedó en el City Express de Playas Rosarito el domingo 8 de agosto, del que salió a las 2:54 de la madrugada del 9 y regresó tres horas y media después. Casi 48 horas duró la desaparición de los pequeños, cuyos cuerpos fueron encontrados en el rancho El Descanso por un trabajador.
El asesino lesionó al niño en el tórax 17 veces y a la niña en 12 ocasiones con una estaca de madera y un arpón de pesca. Intentó regresar a Santa Bárbara en un Mercedes-Benz cruzando por la garita de San Ysidro, donde lo esperaba el FBI.
Según documentos de la Corte Federal de Los Ángeles filtrados a la prensa, Coleman mató a los niños porque su esposa “tenía ADN de serpiente” y se lo había transmitido a los menores y los asesinó “para salvar al mundo” de esos “monstruos”, dijo al FBI el 11 de agosto, después de haber sido detenido.
Señaló que sabía lo malo de sus acciones, pero según él “era la única forma de salvar al mundo”. Se inspiró en teorías de la conspiración de QAnon e Illuminati y aseguró que tuvo visiones.
Con información de Vanguardia