En las últimas semanas, dentro y fuera de la Iglesia católica, una pregunta se ha posicionado en el foco de la atención a propósito de la frágil salud del papa Francisco y tiene que ver con la posibilidad de que renuncie al cargo, si es que las enfermedades que lo aquejan terminan por imposibilitarlo para cumplir su responsabilidad al frente del Vaticano.
El largo internamiento en el hospital Gemelli, sumado a las dos crisis respiratorias que presentó en la última semana por la neumonía bilateral que enfrenta, aumentan la probabilidad de hacer efectiva la renuncia al cargo que el pontífice firmó desde el 2013, justo para el caso de que por cuestiones de salud le sea imposible seguir con su ministerio.
Sin embargo, en la carta que entregó al entonces secretario del Estado Vaticano, Tarcisio Bertone (meses después de resultar elegido como jefe de la Iglesia católica), Jorge Mario Bergoglio delimitó que su renuncia al pontificado sería efectiva únicamente “si sufriera una discapacidad por razones médicas”.
Es decir, una enfermedad que paralice la capacidad de decisión del Papa, que no permita que esté lúcido.
Bajo esas puntualizaciones, el pontificado del jesuita Francisco sigue siendo vitalicio mientras no exista una degeneración cognitiva.
Actualmente y de acuerdo con el policlínico Gemelli de Roma, los padecimientos del Sumo Pontífice se relacionan con daños pulmonares y respiratorios y aunque ha sufrido crisis respiratorias “se mantiene colaborativo, lúcido, lee los periódicos y se alimenta por sí mismo”; además de que una afección renal leve inicial “fue remitida”.
La incertidumbre
La carta de renuncia del Papa, suscrita en el 2013, estaría en poder de Pietro Parolin, actual secretario del Estado Vaticano y quien en los últimos días ha visitado frecuentemente al Sumo Pontífice en el piso 10 del hospital Gemelli donde se encuentra internado.
Ese lugar se ha convertido al mismo tiempo en la oficina de despacho del Papa argentino, que a pesar de tener pronóstico reservado en su salud convocó a un consistorio e hizo nombramientos pontificios hace unos días.
El llamado al consistorio despertó todavía más inquietud al interior de la iglesia católica respecto a la posibilidad de una renuncia del Papa Francisco al tratarse de una reunión de muy alto nivel en la que, cardenales de todo el mundo en presencia del papa, pueden abordar cuestiones del gobierno de la iglesia que van desde nuevos nombramientos de cardenales, hasta propuestas de santos o bien, de asuntos que ameritan gran reflexión.
En las actuales circunstancias del Papa Francisco, es obligado recordar que fue precisamente en un consistorio público ordinario que Benedicto XVI presentó su dimisión al papado un 11 de febrero del 2013.
Hasta ahora, se desconoce la fecha y hora en la que se realizará el próximo consistorio convocado por Francisco, así como los temas a abordar.
Antes de esta crisis de salud, el Papa declaró muchas veces que eso de las renuncias al pontificado no debe verse “como moda” y que si se transporta en silla de ruedas es porque “la iglesia se gobierna con la cabeza, no con la rodilla”.
Mientras tanto, decenas de fieles afuera del hospital Gemelli y en el mundo rezan por él y esperan su regreso.
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