CDMX.- Los disturbios, despojos de vehículos y bloqueos con unidades incendiadas durante los acontecimientos del jueves 5 de enero en Culiacán y otros puntos de Sinaloa movilizaron a gran parte de ese otro ejército de tierra de Los Chapitos: las tropas de halcones o punteros, jóvenes en motocicleta que fungen como vigías en el movimiento de las autoridades.
De acuerdo con testimonios recabados en distintas fuentes, esto se debió a que las huestes de sicarios a las órdenes de los hijos del Chapo Guzmán marcharon a Jesús María a hacerle frente al Ejército, la Guardia Nacional y Policía Estatal, que se debatieron en un campo de batalla que se prolongó por horas.
Así, quienes fueron llamados para provocar bloqueos y pánico fueron los punteros, que salieron en hordas de motocicletas a implantar el terror, mientras que los pistoleros de primer orden daban lucha en el frente.
A diferencia del primer Culiacanazo del 17 de octubre de 2019, las tropas de Los Rusos, que comandan Ismael El Mayo Zambada García y su hijo Ismael Zambada Sicairos, El Mayo Flaco, no salieron a apoyar a Los Chapitos; el repliegue táctico de esta organización llevó a una ineficaz toma de Culiacán.
Según los testimonios, los grupos de sicarios de los Zambada no participaron en los enfrentamientos en Jesus María ni en los bloqueos de Culiacán. La orden desde arriba fue quedarse bajo resguardo, contrario a lo que ocurrió en aquel octubre de hace tres años cuando tomaron puntos claves en la zona sur de Culiacán, área de influencia de esta facción.
“Ahora sí les hicieron falta Los Rusos”, señala un contacto familiarizado con el tema. Los Rusos fueron quienes tomaron en el 2019 las casetas de cobro de la salida sur de la capital del estado y quienes flanquearon la Novena Zona Militar.
Y es que en el norte de Sonora y los límites con Baja California, Los Rusos y Los Chapitos se desgastan en una guerra que mantiene el recelo en Sinaloa.
La pugna
Se trata de un encarnizado enfrentamiento que dio inicio a fines de 2020, luego de que la célula de Los Rusos fue expulsada del norte de Culiacán, sobre todo de comunidades como Tepuche y Mojolo.
La pugna sangrienta entre el bando que comanda El Nini y El Ruso comenzó a un mes de ocurrir el primer Culiacanazo, a fines de noviembre de 2019. Una diferencia entre ambos jefes de sicarios, el primero de Los Chapitos y el segundo de El Mayo Zambada, llevó a una guerra que asoló durante el año de la pandemia, a la zona rural del norte de Culiacán.
La violencia provocó el desplazamiento forzado de cientos de familias y hacia 2021 El Ruso y su gente había sido expulsada del territorio. Sin embargo, a los pocos meses Los Rusos reaparecieron en Mexicali atacando flancos de Los Chapitos y desde entonces se mantiene una reyerta que ha cobrado la vida de decenas de personas. Esta guerra provocó que durante el segundo Culiacanzo, la movilización de tropas no alcanzara su cénit.