El mexicano tuvo enfrente a un rival pulcro en su técnica que no necesitó ir a la pelea de callejón, ya que tenía claro que su velocidad le podría ayudar a sacar el resultado. Por eso que el asiático cediera la iniciativa, a la espera de encontrar un buen contragolpe que le sirviera para puntuar.
Así, el primero fue claro para el asiático, quien supo conectar en momentos ideales, además de que pudo manejar la guardia de buena manera. Un “demonio” dentro del ensogado que pegaba y sabía moverse, lo que resultó veneno puro para Verde, esta vez incapaz de contrarrestar.
Esa claridad demostrada desde el inicio fue un fuerte revés para el mexicano, quien en el segundo entró ya con la obligación de remontar, lo que acabó por ser un dulce que Muydinkhujaev saboreó, porque ahí fue cuando más hizo valer su velocidad y lo bien que tenía calculados sus pasos, ya que nunca recibió algún puñetazo que lo hiciera dudar.
Verde acabó por ser superado con soluta por un oponente más inteligente que nunca se abrió y que acabó por trabajarlo trabajó bien para llevarse así el triunfo por decisión unánime y un Oro merecido.
Con la Plata obtenida por Marco Verde, el pugilismo llegó a 14 metales otorgados a México a lo largo de todos los Juegos Olímpicos, lo que la sostiene como la segunda disciplina que más alegrías ha dado, por detrás únicamente de clavados, que está una por delante.