La primera mujer en ser embajadora de México en los Estados Unidos, Marta Bárcena, llegó a Washington en diciembre de 2018 en un tenso momento en la historia de ambas naciones
El recién electo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), un hombre de raíces izquierdistas, escogió a Bárcena para presentarse ante el presidente Donald Trump, quién estaba construyendo un muro fronterizo y amenazando con torpedear la economía mexicana porque estaba enfurecido con el aumento de migración centroamericana.
Bárcena pasó los siguiente dos años en el ojo de la tormenta Trump, ayudando a transitar hacia la finalización del Acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá y la implementación de controvertidos acuerdos fronterizos y migratorios como la política de “Permanecer en México”, que fue elaborada para aplacar a Trump y disuadir a los migrantes que buscan asilo en Estados Unidos.
Bárcena, de 63 años, se jubiló este mes tras 42 años en el servicio exterior de México, los dos últimos de los cuales fueron los más inusuales. El Washington de Trump no era un lugar para la diplomacia tradicional, y entre las reuniones urgentes con el asesor de la Casa Blanca Jared Kushner, las negociaciones nocturnas con funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional y el intenso interés de las emisoras mexicanas por sus gustos de moda, Bárcena se convirtió en parte del espectáculo.
“En otras embajadas se hace política exterior, relaciones bilaterales, ese tipo de cosas”, dijo en una entrevista. “Pero el trabajo de embajador mexicano en Estados Unidos es muy diferente. La relación con México se maneja más en el DHS y en la Casa Blanca que en el Departamento de Estado”.
Bárcena dijo que el momento más difícil de su carrera llegó a finales de la primavera de 2019, en medio de una afluencia récord de familias centroamericanas que llegaban a la frontera sur y que hacía enfurecer a Trump.
La oleada de migrantes mexicanos es un nuevo reto para la represión fronteriza de Trump.
ópez Obrador se había postulado a la presidencia de México diciendo a las multitudes que no haría el “trabajo sucio” de la aplicación de la ley de inmigración para Washington y contratando a conocidas figuras de los derechos humanos de la izquierda mexicana, donde la defensa de los migrantes era sacrosanta.
Pero ahora Trump amenazaba con paralizar la economía de México con una escalada de aranceles si López Obrador no tomaba medidas enérgicas contra las familias centroamericanas.
El secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, se apresuró a ir a Washington para enmendar la plana, y Bárcena se sumó a varias rondas de tensas negociaciones en las que participaron Kushner, el vicepresidente Mike Pence, el secretario de Estado Mike Pompeo y el secretario de Seguridad Nacional en funciones Kevin McAleenan.