Kors, Altuzarra y Tory burch ocuparon distintos lugares de la Gran Manzana para presentar sus colecciones primavera verano 2024.
Nueva York. Desde la ligereza de Michael Kors hasta las emociones en Altuzarra o lo nuevo de Tory Burch en un escenario espectacular, la Semana de la Moda de Nueva York expresó su diversidad en el cuarto día de desfiles de la temporada primavera-verano 2024.
Aires informales en Michael Kors
El diseñador estadunidense apostó por el aire informal de las vacaciones para su colección, la primera desde el anuncio de la compra de la casa matriz Capri (propietaria también de Versace y Kimmy Choo) por el grupo Tapestry (Coach, Kate Spade), para convertirlo en un gigante del lujo.
A orillas del East River, al otro lado de Manhattan, la pasarela recreó un paseo junto al mar ante la atenta mirada de actrices como Blake Lively o Halle Berry.
“No les puedo llevar a Capri, pero les puedo traer a Brooklyn”, dijo sonriente el diseñador de 64 años, que siempre busca combinar elegancia con comodidad.
En su apuesta abundan los tejidos ligeros, blancos, de encaje bordado, minifaldas y blusas o pantalones con top, llevados sobre sandalias y envueltos en las notas de jazz que salen de las manos del legendario pianista Burt Bacharach.
“Todos sabemos que el mundo se ha convertido en un lugar demasiado caluroso. Y nos preguntamos cómo vestirnos, sobre todo cuando hace demasiado calor fuera, y en la oficina (con el aire acondicionado) hace demasiado frío y nos congelamos”, comentó el creador.
Kors reinterpreta el cesto de mimbre que popularizó la actriz y cantante Jane Birkin, recientemente fallecida. “Una británica que vivía en Francia, pero que tenía esta actitud descontraída, lo que creo que es muy estadunidense”, dijo.
Emoción en Altuzarra
El ambiente es totalmente diferente en el desfile de Altuzarra, realizado en el interior de la biblioteca pública de Manhattan, bajo una alta cúpula con vidrios opacos.
En las últimas temporadas, el diseñador francoestadunidense Joseph Altuzarra se inspiraba en cuentos mitológicos o grandes viajes. Pero para esta ocasión eligió el ambiente angustioso de El bebé de Rosemary, clásico de la literatura fantástica salido de la pluma del novelista estadunidense Ira Levin (1929-2007) y llevado al cine por Roman Polanski.
Con un decorado sombrío y música de suspenso, la colección presenta vestidos babydoll que se llevan bajo largas chaquetas, faldas o conjuntos de satén delicadamente arrugado y adornados con perlas.
Los vestidos cortos con superposiciones de tul se cubren con un velo de organza transparente, que recuerda a una muñeca.
Con esta colección, el diseñador Altuzarra dijo en la presentación que quiso crear “una atmósfera inquietante y enigmática, sin dejar de lado el estilo y el pragmatismo cotidiano”.
En medio del caos, Tory Burch busca la calma
“En un mundo caótico, quería un poco de calma. Pero no quería caer en el minimalismo”, declaró Tory Burch después de presentar su colección.
El marco elegido fueron las paredes ondulantes de granito del nuevo atrio del Museo de Historia Natural de Nueva York, frente al Central Park.
Y en ese entorno, experimentó: minifaldas bajo parkas o chaquetas sin cuello de un violeta brillante y con lentes de cristales de colores.
Entre las piezas más originales de la colección figura un conjunto de capa y vestido en punto de viscosa que acaba en relieves redondeados.
Los tejidos son ligeros, pero crean estructura, igual que los vestidos cortados en diagonal por encima de las rodillas que dejan los hombros al aire.
La creadora estadunidense también se reapropió de símbolos femeninos como el corsé, para integrarlos a una “bella femineidad”.
Información: Excélsior.