El Tricolor mejoró muchísimo en cuanto a sistema y personalidad, incluso en el segundo tiempo Lozano se animó a jugar hasta con dos centros delanteros, pero ni así le alcanzó para poder ganar un juego que era vital para su proceso.
México fue sólido en defensa, Johan Vásquez se convirtió en un líder del equipo sin portar el gafete de capitán tratando de animar a sus compañeros a conseguir el resultado.
En el primer tiempo le faltó llegada a México, Ecuador le cedió toda la responsabilidad de la posesión pero atrás se encerró bastante bien entendiendo que el obligado era México porque el empate a ellos les servía para avanzar.
La mejor cara del Tricolor llegó en el segundo tiempo, Chino Huerta se convirtió en el principal armador de juego ofensivo, pero este equipo no tiene gol, y ese fue su pecado en el torneo.
La Selección Mexicana intentó por todos los medios hacer el gol que los clasificara, pero cuando un equipo simplemente no tiene suerte o la puntería fina es complicado que puedan hacer algo.
La desesperación de Lozano a jugar con dos delanteros metiendo a Memote Martínez para tratar de hacer algo, pero ni él ni Santi Giménez tuvieron jugadas de peligro.
Al final Ecuador hizo lo suyo, hizo tiempo para desesperar a los mexicanos y lo consiguieron tanto en la cancha como en la tribuna porque en los últimos minutos apareció el grito homofóbico.
En la última jugada hubo una última ilusión para México, pero el VAR le negó la posibilidad al quitarle un penal que había señalado erróneamente al Memote y así se acabó una historia que fue pesadilla para México.
Fuente Mediotiempo