Desde el año pasado se denunció que los trabajadores del lugar venden las citas del SAT
CANCÚN.- Desde que a finales del año pasado, en plena conferencia mañanera del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, salió a relucir la venta de citas para los contribuyentes que necesiten hacer algún trámite en el Servicio de Administración Tributaria (SAT) con sede en la ciudad de Cancún, Quintana Roo, el ambiente laboral para los empleados de la Administración Desconcentrada de Recaudación de Quintana Roo “2”, pasó de lo tenso a lo insoportable, por el acoso laboral y las presiones que sobre ellos ejerce el titular de la dependencia recaudatoria, Octavio Aarón Salazar Hernández.
Desde inicios del sexenio que encabeza López Obrador, en Quintana Roo el SAT concentró la mayor parte de sus funciones, sobre todo las de recaudación, en sus oficinas de Cancún, limitando al mínimo los servicios al contribuyente en las sedes de Chetumal, Playa del Carmen y Cozumel.
Tal concentración de funciones recaudatorias, servicios y trámites que requiere el contribuyente quintanarroense para desarrollar sus actividades económicas de manera regular y en apego a las reglas fiscales, generó una carga de trabajo excesiva para los empleados del SAT con sede en Cancún, misma que se multiplicó por la inactividad y las restricciones a que obligó la pandemia del Covid-19, y un enorme rezago en la atención de los contribuyentes que dio lugar a la irregular y delictiva venta de citas por parte de funcionarios de la entidad recaudatoria, según quedó constancia en la mismísima “mañanera presidencial”.
A esa denuncia de corrupción en el SAT-Cancún, ante el presidente López Obrador, se suma ahora la denuncia de decenas de empleados y funcionarios menores de la Administración Desconcentrada de Recaudación de Quintana Roo “2”, con sede en las mismas oficinas de la Plaza Vivendi del polo turístico quintanarroense, por las presiones que ejerce de manera déspota y discriminatoria el titular de esa instancia, Salazar Hernández, según denuncia que desesperadamente hacen y en la que acusan a su “jefe” de abuso de autoridad, discriminación contra las mujeres, acoso laboral contra los empleados varones, insultos, vejaciones, amenazas e invasión de los espacios de trabajo privados, como oficinas y escritorios, así como de favorecer a sus cercanos con permisos injustificados para que falten a sus labores y muy bajas cargas de trabajo.
“Sus amenazas son cada vez más intimidantes señalándonos que nos va a correr o a cesar cuando se le de la gana, pues manifiesta ‘tiene vara alta con el administrador general y nadie lo puede tocar’.
Nuestro unico error fue no prestarnos a sus chismes cuando ingresó y nos hostigaba pidiendo que le manifestaramos todos los rumores de pasillos que había, o chismes, o dijeramos quién trabajaba y quién no, obviamente quien se prestó a ello ahora son sus consentidos, los cuales gozan de privilegios como llegar a la hora que quieren, o solo van firman y se retiran, o tienen horarios especiales, porque él así lo permite. Reciben favores especiales, ¿Por qué? No lo sabemos…”
“Pero lo que nos dio el valor para alzar la voz, es el ver cómo cada día es más grosero con el personal, incluso con los subadministradores a los cuales ignora, insulta, y obliga a salir a altas horas de la noche. Y por si fuera poco las plazas vacantes las está otorgando a sus amigos, quienes no tienen mérito alguno, pues el trabajo de la cartera que es de su competencia lo reparten entre todos los empleados de la Administración para que ellos no se esfuercen en absoluto, plazas que por normatividad se concursan por convocatoria, él las da a sus amigos por favoritismo.”
“Hay conflictos de interés, pues uno de sus amigos personales y empleado de dicha Administración (Joel Hernández Rendón) es familiar directo de quien hace avalúos para dicha Administración; por si fuera poco le regalaron una plaza nivel 11 donde gana mucho más, sin mérito alguno, pues no trabajó por poco más de un año por estar de incapacidad; tiene tarjeta de estacionamiento de jefe. Además, quien decide todo lo que sucede o se hace en la Administración es el amigo fiel del administrador, el C. Martín Jiménez Pérez, quien sin estar capacitado, pues no tiene estudios, decide qué procedimiento es aceptado o rechazado a su parecer pues el administrador desconoce todo…”
En su escrito, los empleados del SAT que se manifiestan agraviados y temerosos de las acciones del administrador Salazar Hernández, claman por ayuda, aunque aseguran haber interpuesto ya algunos las denuncias respectivas por las instancias que para ello tiene el SAT.
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