El extraordinario altar azteca, continúa sorprendiendo a los arqueólogos en la Ciudad de México
El Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH) informó que se descubrió una nueva sección con 119 cráneos más debajo del centro histórico en la capital mexicana.
El altar fue descubierto en 2015 durante la restauración de un edificio.
Entonces fueron identificados 484 cráneos humanos que se piensa formaban una ofrenda al dios Huitzilopochtili, el patrón de la capital azteca, Tenochtitlán, entre 1486 y 1502.
La nueva sección forma la fachada externa de la torre o muro circular de cráneos del Huey Tzompantli que tiene 4.7 metros de diámetro.
DESTRUCCIÓN
Los aztecas dominaron gran parte del centro de México desde los siglos XIV al XVI.
Según información del INAH, “una vez caída la ciudad de México-Tenochtitlan en manos de los soldados españoles y sus aliados indígenas, se dio paso a la destrucción de la mayor parte de la última etapa constructiva del Huei Tzompantli, por lo cual se arrasó con los cráneos de la torre, cuyos fragmentos dispersos han sido recuperados y analizados por el equipo de antropología física”.
El INAH afirma que en la fachada hay tanto cráneos de hombres como de mujeres y de tres niños, reconocidos estos últimos por ser más pequeños y con dientes que estaban en desarrollo.
Una estructura similar al Huey Tzompantli infundió miedo en los soldados que acompañaban al conquistador español Hernán Cortés cuando invadieron la ciudad en 1521.
La estructura cilíndrica está cerca de la enorme Catedral Metropolitana construida sobre el Templo Mayor, uno de los principales templos de Tenochtitlán, que hoy en día es Ciudad de México.
“El Templo Mayor nos sigue sorprendiendo, y el Huey Tzompantli es sin duda uno de los hallazgos arqueológicos más impresionantes de los últimos años en nuestro país”, declaró la ministra de Cultura de México, Alejandra Frausto.
Los arqueólogos han identificado tres fases de construcción de la torre, que data de entre 1486 y 1502.
El descubrimiento original de la torre sorprendió a los antropólogos, que esperaban encontrar cráneos de jóvenes guerreros varones, pero también desenterraron cráneos de mujeres y niños, lo que generó dudas sobre los sacrificios humanos en el Imperio azteca.
“Aunque no podemos determinar cuántos de estos individuos fueron guerreros, quizá, algunos eran cautivos destinados para ceremonias de sacrificio”, explicó el arqueólogo Barrera Rodríguez.
“Sí sabemos que todos fueron sacralizados, es decir, convertidos en dones para los dioses o, incluso, en personificaciones de las propias deidades, por lo cual se les vestía y trataba como tales”, agregó.
Con información de la BBC