EU.- Los San Francisco 49ers se imponen en enfrentamientos de todo tipo de características, y en todos ellos hay un denominador común: Brock Purdy.
El quarterback elegido en última posición del pasado Draft (puesto 262 de la séptima ronda) todavía no conoce la derrota desde que tomó las riendas del equipo de la Bahía y ya son siete triunfos consecutivos para Purdy como titular, 12 del tirón para los 49ers.
La última víctima de los de San Francisco fueron los Dallas Cowboys, que sucumbieron (19-12) en un duelo en el que generaron muchos problemas, aunque Purdy y compañía acabaron imponiendo su ley para acceder por segundo año consecutivo al NFC Championship, en el que visitarán Philadelphia para medirse con los Eagles por un puesto en la Super Bowl.
San Francisco venía de arrasar en Wild Card a los Seattle Seahawks, aunque el partido que se encontraron en esta ronda Divisional fue completamente diferente. Purdy, quien ha maravillado a toda la NFL en apenas dos meses con una historia pocas veces vista en el deporte, todavía no se había enfrentado a una defensa tan exigente como la de los Cowboys. El encuentro tardó en coger ritmo, y es que el partido se estaba jugando en las trincheras. La línea defensiva de Dallas se merendó de inicio a la de 49ers, totalmente inoperante y que permitió que alcanzaran constantemente a un Purdy que apenas tenía tiempo para ejecutar. También se convirtió en protagonista la defensa de San Francisco, estadísticamente la mejor de la liga, con una temprana intercepción a Dak Prescott.
Los Cowboys se jugaban mucho en el Levi’s Stadium de Santa Clara, pues la última vez que alcanzaron un NFC Championship fue en 1995 (año en el que ganaron su quinta y última Super Bowl). Desde entonces, acumulan 12 participaciones en playoffs repletas de amargura.
Los primeros puntos los puso San Francisco por medio de un field goal, aunque la respuesta de los Cowboys fue inmediata.
A través de 17 jugadas, los de Dallas consiguieron el primer touchdown del partido. Y, en el punto extra, Brett Maher volvió a vivir un drama. El kicker de los tejanos se convirtió en protagonista la semana pasada al fallar cuatro conversiones de un punto (récord histórico en playoffs), aunque los Cowboys apostaron por él nuevamente. Sin embargo, en su primera aparición, Maher ejecutó un chut muy deficiente que fue bloqueado. Su cara después de un nuevo error era un poema. Los 49ers continuaban anotando únicamente de tres en tres, con la línea ofensiva totalmente desquebrajada ante el empuje de sus rivales.
Micah Parsons aparecía por todas las partes del campo, dinamitando cualquier intento de carrera o metiendo presión a un Purdy que no era capaz de desplegar el juego con el que se siente cómodo. Solo una nueva intercepción a Prescott permitió que los 49ers se fueran por delante al descanso (9-6), momento en el que los Cowboys recibieron la mala noticia que confirmaba que su corredor titular, Troy Pollard, no regresaría al partido por lesión.
Sin ser brillante, San Francisco mandaba en el marcador. Aunque los de Kyle Shanahan daban la sensación de estar jugando con fuego. En un despeje de Dallas, los equipos especiales de los 49ers perdieron el balón y permitieron que los Cowboys empatasen el partido gracias a un field goal de un Brett Maher que, por fin, acertó entre palos. Había nerviosismo en unos 49ers poco reconocibles, aunque finalmente consiguieron cambiar la dinámica. Las carreras de Christian McCaffrey y Elijah Mitchell empezaron a encontrar huecos gracias a una línea ofensiva que dio un paso adelante.
Lo agradeció también Purdy, que empezó a tener más tiempo para encontrar receptores abiertos. El primer touchdown de los de la Bahía no llegó hasta el inicio de último cuarto, con McCaffrey encontrando la endzone para darle aire a su equipo. La siempre cumplidora defensa de San Francisco continuó limitando los daños, y fue entonces cuando los 49ers recuperaron por completo su identidad. Le pusieron cloroformo al partido con una posesión de ocho minutos en el cuarto final,comiéndose el reloj a base de jugadas terrestres y exigiendo a los Cowboys anotar un touchdown rápidamente para forzar la prórroga.
Lo intentaron los de Dallas a la desesperada, aunque sin éxito y con un manejo del tiempo cuestionable por parte del entrenador Mike McCarthy. Los 49ers volvieron a demostrar que también se imponen en el barro, en los partidos que se deciden en las trincheras. Sin dar su mejor versión y habiendo estado en problemas durante gran parte del encuentro, San Francisco acabó imponiendo su ley.
Ni siquiera precisaron de la mejor versión de un Brock Purdy que se quedó sin sumar un solo touchdown por primera vez en su corta carrera, pero que se convirtió en el quinto quarterback rookie de la historia que gana un partido de ronda Divisional. Muy pocos equipos, por no decir ninguno, podrían llegar a una ronda de Championship con el tercer quarterback de su rotación tras haber perdido por lesión a los dos primeros.
Pero Brock Purdy es un jugador tocado por una varita y que, desde que ha pisado un terreno de juego de la NFL, solo conoce un verbo: ganar. Los 49ers estarán por segundo año consecutivo en el NFC Championship (tres de los cuatro equipos con vida repiten finales de conferencia), ronda en la que fueron apeados el año pasado por Los Angeles Rams.
Esta vez viajarán a Philadelphia, donde los Eagles propondrán un partido similar al que ejecutaron anoche los Cowboys. Pero estos 49ers se manejan a las mil maravillas en cualquier contexto, y Purdy no pretende despertarse del sueño que está viviendo.
Con información de