Rusia comunicó este sábado que sus tropas habían abandonado un bastión clave en el este de Ucrania ocupado, una derrota punzante que llevó a uno de los aliados más beligerantes del presidente Vladimir Putin a pedir que Rusia considere recurrir a las armas nucleares de bajo grado.
La caída de Limán se produjo justo un día después de que Putin proclamara la anexión de cuatro regiones ucranianas -entre ellas Donetsk, donde se encuentra Limán- y las pusiera bajo el paraguas nuclear de Rusia, en una ceremonia que fue condenada por Kiev y Occidente como una farsa ilegítima.
“En relación con la creación de una amenaza de cerco, las tropas aliadas fueron retiradas del asentamiento de Krasny Limán a líneas más ventajosas”, anunció el Ministerio de Defensa de Rusia, utilizando el nombre ruso de la ciudad.
La declaración puso fin a horas de silencio oficial por parte de Moscú después de que Ucrania dijera primero que había rodeado a miles de tropas rusas en la zona y luego que sus fuerzas estaban dentro de la ciudad de Limán.
Ramzan Kadirov, el líder de la región sureña de Chechenia que se describe a sí mismo como un soldado de a pie de Putin, dijo que sentía que tenía que hablar tras la pérdida del territorio.
“En mi opinión personal, deberían tomarse medidas más drásticas, hasta la declaración de la ley marcial en las zonas fronterizas y el uso de armas nucleares de baja potencia”, escribió Kadirov en Telegram.
Otros altos aliados de Putin, incluido el expresidente Dmitri Medvédev, han sugerido que Rusia podría tener que recurrir a las armas nucleares, pero el llamamiento de Kadirov fue el más urgente y explícito.
Putin dijo la semana pasada que no fingía cuando afirmó que estaba preparado para defender la “integridad territorial” de Rusia con todos los medios disponibles, y el viernes dejó claro que esto se extendía a las nuevas regiones que Moscú ha reclamado.
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