Los iraquíes se despertaron este lunes con un cielo color ocre provocado por una nueva tormenta de arena que obligó a cerrar los aeropuertos y administraciones públicas y a suspender los exámenes en escuelas y universidades.
La última tormenta de este tipo causó problemas respiratorios en una parte de la población, provocó un muerto y más de 5 mil personas tuvieron que recibir atención médica en hospitales.
A primera hora del lunes, los techos de la casas y los autos estacionados en las calles estaban cubiertos por una capa de fina arena color ocre, según constató la prensa.
Debido a una “visibilidad de 300 metros”, la autoridad aeroportuaria de Bagdad anunció “el cierre del espacio aéreo y la interrupción del tráfico en el aeropuerto” durante todo el día, según la agencia oficial de noticias INA.
El aeropuerto de Nayaf (sur), y el de Suleimaniya (norte) también fueron cerrados durante el día, dijo la misma fuente.
Al menos siete de las 18 provincias del país anunciaron el cierre de las administraciones públicas, a excepción de las de salud.
También cerraron todas las escuelas del país y se pospusieron los exámenes hasta el martes, indicó el ministerio de Educación.
La tormenta se disipará gradualmente a partir del lunes por la noche, según el servicio meteorológico.
Desde mediados de abril, Irak ha sufrido ocho tormentas.
Irak es considerado como uno de los cinco países del mundo más vulnerables a los efectos del cambio climático y la desertificación.
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