Su trabajo sobre CFC permitió frenar el adelgazamiento de la capa de ozono
EI mexicano Mario Molina, Premio Nobel de Química 1995, murió ayer a causa de un infarto.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) confirmó el fallecimiento del químico de 77 años de edad, egresado de la Facultad de Química de la máxima casa de estudios, al filo de las 17:05 horas de ayer, a través de su cuenta de Twitter.
El Centro Mario Molina también comunicó el deceso del científico, ocurrido en la Ciudad de México.
“Su esposa, su hijo y sus hermanos agradecen las muestras de cariño y pensamientos en estos difíciles momentos”, señaló en un comunicado, en el que resaltó que, siendo un mexicano ejemplar, Molina dedicó su vida a investigar y trabajar para proteger el medio ambiente.
El próximo 10 de diciembre se cumplen 25 años de que Mario Molina recibió el Nobel de Química junto con sus colegas Frank Sherwood y Paul Crutzen, por sus investigaciones sobre la química atmosférica y la desintegración de la capa de ozono, publicadas en un artículo en la revista Nature, en junio de 1974.
El 11 de octubre de 1995, la Real Academia de Ciencias de Suecia anunció que Molina y sus colegas ganaban el galardón.
En una entrevista televisiva, el doctor Molina dijo que la primera sensación que tuvo al recibir la noticia de que había ganado el Premio Nobel de Química fue de incredulidad.
“No estaba yo seguro de quién me estaba hablando, pero, después, cuando me di cuenta de que efectivamente me estaban hablando de Suecia, pues realmente me sentí muy orgulloso, sobre todo de mi origen latino, de ser mexicano y de haber podido, junto con la comunidad internacional de científicos que trabajamos en este campo, haber ganado este tipo de premio, que es realmente de lo más satisfactorio que puede haber”, comentó.
Molina, destacado por ser uno de los descubridores de las causas del agujero en la capa de ozono en la Antártida, es uno de los tres mexicanos que le han dado un Premio Nobel a México y el único en ciencias.
El 4 diciembre de 1995, Molina, Rowland y Crutzen fueron premiados, además, por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), por su contribución a la protección de la capa de ozono.
De acuerdo con la semblanza del Centro Mario Molina, el ingeniero químico nació en 1943, en la Ciudad de México.
Realizó estudios de posgrado en la Universidad de Friburgo, Alemania y recibió un doctorado en fisicoquímica de la Universidad de California, Berkeley, en Estados Unidos.
Sus investigaciones y publicaciones sobre el tema del adelgazamiento de la capa de ozono, como consecuencia de la emisión de gases industriales, condujeron al Protocolo de Montreal de las Naciones Unidas, primer tratado internacional que ha enfrentado con efectividad un problema ambiental de escala global.
El también académico fue asesor de los presidentes estadunidenses Barack Obama y Bill Clinton, en el tema de calentamiento global.
Además, fue el primer mexicano en recibir la Medalla Presidencial de la Libertad de Estados Unidos, de manos del entonces presidente Obama, en noviembre de 2013.
Reconocido internacionalmente, Molina fue galardonado con más de 40 doctorados honoris causa.
Se desempeñó como investigador, profesor y catedrático en ocho prestigiadas universidades e institutos, entre ellas, su alma máter, la UNAM; el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT); la Universidad de California, Irvine, y en el Laboratorio de Propulsión a Chorro del Instituto Tecnológico de California (Caltech).
La UNAM, que lo calificó como un universitario excepcional que vistió de gloria a la ciencia mexicana, refirió que, a lo largo de su trayectoria, el químico recibió 105 premios, condecoraciones y reconocimientos, y fue miembro de 70 academias científicas, asociaciones de profesionistas, colegios, consejos y comités.
Publicó alrededor de 200 trabajos especializados y colaboró con capítulos para al menos ocho libros. Impartió, además, más de 500 conferencias selectas e innumerables pláticas.
En 2015, como un homenaje al investigador, la Facultad de Química de la UNAM inauguró el edificio Mario Molina en Ciudad Universitaria, un espacio orientado a brindar soluciones a problemas relacionados con la protección ambiental, el uso de la energía y la prevención del cambio climático.
La Universidad Nacional destacó que la muerte de Molina ocurrió justo el día en que se dio el anuncio de las ganadoras del Premio Nobel de Química 2020, al que se hicieron acreedoras las investigadoras Emmanuelle Charpentier y Jennifer A. Doudna.
Desde 2005, el Nobel de Química mexicano presidía el Centro Mario Molina, donde se realizan estudios estratégicos para la promoción de políticas públicas sobre energía y medio ambiente, particularmente en los campos de cambio climático y calidad del aire.
Entre sus aportaciones destacan sus investigaciones sobre la química de la contaminación en la baja atmósfera para enfrentar el problema de la degradación de la calidad del aire en las grandes ciudades del planeta.
A partir de ello, realizó importantes aportes al conocimiento y la solución de la contaminación atmosférica de la Zona Metropolitana del Valle de México.
En sus últimas apariciones públicas, Molina defendió el uso del cubrebocas como una medida efectiva para prevenir la transmisión del virus SARS-CoV-2.
GALARDONES
Mario Molina, egresado de la UNAM, recibió numerosos premios por su contribución a la ciencia.
Premio Tyler para Logro Ambiental 1983.
Medalla de Logros Científicos Excepcionales de la NASA 1989.
Premio Nobel de Química 1995.
Premio Sasakawa 1999.
Medalla de la Libertad de la presidencia de EU 2013.
Premio Campeones de la Tierra 2014 de la ONU.
Fue condecorado con más de 40 doctorados honoris causa.
Fue miembro de 70 academias científicas, asociaciones de profesionistas, colegios, consejos y comités.
LEGADO PARA EL PLANETA
En 1974, junto con F.S. Rowland, Mario Molina predijo el adelgazamiento de la capa de ozono.
En un artículo teorizaron sobre los clorofluorocarburos (CFC), gases derivados de productos químicos industriales de amplio uso.
Los científicos advirtieron que los átomos de cloro producidos por la descomposición de los CFC destruyen al ozono por catálisis.
Fueron los primeros en alertar que los clorofluorocarbonos acumulados en la atmósfera destruían el escudo que protege a la Tierra de los rayos UV.
Sus investigaciones y publicaciones sobre el tema condujeron al Protocolo de Montreal de las Naciones Unidas.
El Protocolo de Montreal es el primer tratado internacional que ha enfrentado con efectividad un problema ambiental de escala global y de origen antropogénico.
Con el Protocolo de Montreal se prohibió el uso de CFC, utilizados en botellas de spray, en espumas de plástico, como medio de refrigeración en refrigeradores y otros lugares.
USO DEL TAPABOCAS, SU ÚLTIMA CRUZADA
Mario Molina dedicó su vida a investigar hasta el final de sus días, entendiendo que la ciencia es un instrumento para ayudar a los demás.
Este año, al participar en diversos foros, Molina promovió el uso del cubrebocas para evitar la propagación del covid-19.
En la que probablemente fue su última aparición pública, a finales de junio, el Premio Nobel de Química presentó el estudio Identificando la transmisión atmosférica como la ruta dominante para la propagación del covid-19, en el que sustenta y concluye con evidencia científica que el uso del cubrebocas en público es la medida más efectiva para prevenir la transmisión del virus SARS-CoV-2.
En el documento, realizado junto con otros compañeros, afirma que el coronavirus no sólo puede transmitirse a través de gotas de saliva.
“El uso de cubrebocas salva vidas, pues detiene el paso de las partículas conocidas como ‘aerosoles’ que pueden transportar el coronavirus”, advirtió en una videoconferencia, el 15 de junio.
LAMENTAN DECESO DEL CIENTÍFICO
El presidente Andrés Manuel López Obrador deploró la muerte de Mario Molina, químico y Premio Nobel, ocurrida la tarde de ayer.
“Lamento el fallecimiento del doctor Mario Molina Pasquel y Henríquez, destacadísimo científico mexicano, defensor del medio ambiente y Premio Nobel de Química. Mi abrazo a familiares y amigos”, escribió el titular del Ejecutivo en su cuenta de Twitter.
En agosto pasado, Molina pidió al presidente López Obrador utilizar cubrebocas para dar el ejemplo a la población sobre la importancia de su uso para reducir los contagios de covid-19.
En tanto, el secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, expresó sus condolencias por el fallecimiento del científico mexicano, quien —dijo— trabajó muy de cerca con el sector educativo y es un ejemplo para la niñez y juventud de todo el país.
“UNA PÉRDIDA PARA LA CIENCIA”
La UNAM lamentó el deceso de Mario Molina, premio Nobel de Química 1995.
En un mensaje compartido en redes sociales, el rector Enrique Graue dijo que el científico deja un ejemplo de rigor académico y de entrega cotidiana a la búsqueda dela verdad.
Tras lamentar que su partida es una inmensa pérdida para la UNAM, la nación y para la ciencia universal, expresó el pésame a los seres queridos de Molina.
“Se queda su memoria y su espíritu”, finalizó.