CDMX. – Las instalaciones militares de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en Aguililla, Michoacán, fueron derrumbadas e incendiadas con gasolina, presuntamente, por habitantes que exigen el actuar de los soldados en la narcoguerra que mantiene sitiada a la población.
Una serie de seis videos compartidos en redes sociales muestran que algunos sujetos gritan con insultos a los castrenses, de quienes no se observa respuesta aparente ante las agresiones. Al fondo se oyen estallidos de cohetones o lo que parecen bombas molotov.
A su vez, un hombre acude con una cubeta de plástico y arroja un líquido combustible que aviva el fuego en los restos del portón metálico. De acuerdo con los reportes, estos hechos ocurrieron por la tarde del reciente 22 de agosto.
Cabe destacar que los ataques al cuartel militar se han incrementado desde finales de junio pasado, pues pobladores de Aguililla reclaman que los soldados no intervienen para restablecer el orden y están al margen de las afectaciones causadas por el enfrentamiento del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) contra células michoacanas agrupadas en Cárteles Unidos.
“¡Cállense el hocico, perros!”, insultaban a los castrenses que solo se resguardaron en su base. Entre alaridos de gustos, risas y diversión, los sujetos continuaban el ataque.
La Sedena no ofreció una respuesta oportuna al ser consultada sobre este caso. Las autoridades locales tampoco han ofrecido mayores detalles acerca de los daños o posibles lesionados.
Supuestamente, se trataría de vecinos inconformes, quienes están hartos de que los soldados no custodien camiones de víveres que llegan como ayuda humanitaria desde ciudades al exterior.
Y es que los retenes ilegales, así como destrucción de carreteras principales, han hecho que la ruta hacia Aguililla se vea limitada cada vez más y no haya condiciones seguras de tránsito. Otra táctica criminal han sido los cortes de energía eléctrica, como de telecomunicaciones en cables o antenas de teléfono para limitar el acceso a internet.
Desde la Semana Santa pasada, el CJNG logró extender su dominio de Dos Aguas hacia Aguililla, la llamada cuna de su líder, Nemesio Oseguera Cervantes, el Mencho.
A partir de entonces hubo un proceso de exterminio, secuestros, desplazamientos y persecución contra aquellos que consideraron sus rivales, en especial, los integrantes de la célula dirigida por el Chirrios Revueltas.
Debido a que los aguilillenses necesitan comunicarse con Apatzingán para abastecerse de alimentos, los miembros de Cárteles Unidos cavan zanjas para afectar el avance de sus rivales, aunque en medio quedan las necesidades del resto de la población.
El pasado 1 de julio, los inconformes atacaron a los uniformados con piedras, palos y petardos. Durante la afrenta lograron tirar el portón del cuartel militar con ayuda de un camión de basura, además de que lesionaron a un soldado tras lanzarle tierra en el ojo.
Una semana después, sujetos embozados destrozaron el helipuerto de Aguilla con una retroexcavadora para impedir que aterrizaran víveres para los soldados, quienes sí tienen garantizado el abasto de alimentos y medicinas a diferencia del resto de la población.
Pero los castrenses tienen orden de no confrontar al crimen organizado y permanecen pasivos, resguardados.
Desde el 9 de julio pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador instruyó a Rosa Icela Rodríguez, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, para encabezar un plan especial de atención en la cuna del Mencho. Sin embargo, las mesas de negociación no han registrado mayores avances. El proyecto pretende reforzar programas sociales de bienestar.
Algunas fuentes han indicado a este medio que el CJNG ya ha permeado en los civiles de Aguililla y parte de las confrontaciones con el Ejército están influidas por las huestes de Oseguera Cervantes. De la misma manera que Cárteles Unidos, usarían a su base social para presionar las acciones de las autoridades, así como incentivar su altruismo criminal entre los necesitados.
Con información de Infobae