En el país existen sólo 820 de estos especialistas, apenas uno por cada 10 mil habitantes
CIUDAD DE MÉXICO.- En medio de la afectación mental que enfrentan niños y niñas a causa de la pandemia de covid-19, México no tiene ni siquiera un siquiatra infantil por cada 10 mil habitantes.
En el país hay apenas 820 siquiatras especializados en niños y niñas. Además, de 46 hospitales siquiátricos a nivel nacional, sólo 3% atiende a niños, niñas y adolescentes y de las 544 unidades ambulatorias, únicamente 27% están dedicadas a menores de 18 años, de acuerdo con Armida Granados, jefa de la División de Enseñanza y Capacitación del Hospital Psiquiátrico Infantil Juan N. Navarro.
Antes de la pandemia, la tendencia de hospitalizaciones por trastornos mentales y del comportamiento debido al consumo de sustancias ya se había disparado, al pasar de mil 362 a 5 mil 444 entre 2000 y 2019, según datos dados a conocer por la directora de la Facultad de Psicología de la UNAM, María Elena Medina Mora.
Hoy, la educación en casa se ha asociado con efectos más negativos en la salud mental de menores de edad, pues no se tomaron acciones para enfrentar las afectaciones emocionales que podían experimentar al estar lejos de la escuela, advirtió el director del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, Eduardo Madrigal.
Aunado a ello, las relaciones sociales, familiares y comunitarias interrumpidas y el incremento de violencia ha puesto a niños y niñas en mayor riesgo de comportamientos agresivos, consumo de sustancias, problemas de conducta, alteraciones de sueño, síntomas depresivos y de ansiedad, coincidieron los expertos en salud mental durante su participación en el foro El impacto de la pandemia de covid-19 en la salud mental y bienestar sicosocial de niños, niñas y adolescentes: necesidades, retos y propuestas de acción, organizado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
La escuela no es solamente el medio por el cual uno adquiere conocimientos académicos, sino que es el espacio natural de la socialización de los seres humanos, que tiene factores protectores; ahí se da el desarrollo cognitivo, el social, el emocional, el motriz. Ahí se da la detección de los principales problemas de salud mental, como el caso de los trastornos de déficit de atención”, dijo Madrigal.
Al respecto, María Elena Medina Mora consideró que, si se puede dar suficiente seguridad y se pueden poner las medidas adecuadas, la ganancia que tienen los niños de regresar a las escuelas es inmensa porque, en este momento, las relaciones interpersonales son un eje importantísimo para su desarrollo.
Ante la falta de sicólogos y siquiatras, los docentes serán los encargados de detectar los primeros signos de alarma para atender a los niños y niñas con algún síntoma de afectación mental, plantearon los especialistas.
El gran reto va a ser, por un lado, la capacitación de los docentes para poder detectar síntomas de salud mental anormal en sus niños, niñas y adolescentes y, obviamente, la instrucción mínima suficiente para que pueda tener la posibilidad de afrontamiento, el apoyo sicoemocional”, concluyó Madrigal.