Israel intensificó el martes sus ataques contra la Franja de Gaza. Cinco bombardeos, uno de ellos contra una escuela que abrigaba desplazados, provocaron 57 muertes según las autoridades locales, tras críticas de Estados Unidos por el elevado número de víctimas civiles en su guerra contra Hamás.
La Defensa Civil de Gaza había dado cuenta previamente de 48 fallecidos en los ataques.
Los bombardeos se produjeron cerca de una gasolinera de Al Mawasi, al oeste de Jan Yunis, en una escuela administrada por la ONU del campo de refugiados de Nuseirat, y cerca de una rotonda de Beit Lahia, según la Defensa Civil de la Franja de Gaza.
Otros dos ataques fueron efectuados contra una casa de Al Zawaida y una mezquita del mismo campo de Nuseirat, agregó la Defensa Civil.
El ejército israelí confirmó haber bombardeado “terroristas activos en una escuela de la UNRWA [la agencia de la ONU para los refugiados palestinos] en la región de Nuseirat” y a “un jefe de compañía” de la Yihad Islámica “en el oeste de Jan Yunis”.
Según el ejército, Hamás “aprovecha las estructuras civiles y [se sirve de] la población como escudo humano”.
Horas antes, el portavoz del Departamento de Estado estadunidense, Matthew Miller, afirmó que el número de víctimas civiles en el conflicto “es todavía inaceptablemente alto”.
Desencadenada el 7 de octubre a raíz del ataque de Hamás en suelo israelí, la guerra no cesa y las esperanzas de una tregua disminuyen, pese a los esfuerzos de los países mediadores -Catar, Egipto y Estados Unidos-.
Un dirigente de Hamás, que denunció las “masacres” israelíes “contra civiles no armados” en Gaza, anunció el domingo que su movimiento suspendía su participación en las negociaciones de paz indirectas, aunque se dijo “dispuesto” a retomarlas cuando Israel “muestre seriedad para concluir un acuerdo de alto el fuego”.
Presión sobre Hamás
Este martes, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, consideró que habría que redoblar la presión sobre Hamás.
Hamás “sufre una presión constante porque le estamos haciendo daño, eliminamos a sus altos comandantes y miles de sus terroristas. […] Es exactamente el momento de aumentar aún más la presión”, declaró Netanyahu durante una ceremonia oficial en el monte Herzl, en Jerusalén.
Netanyahu siempre ha afirmado que continuará con la guerra hasta destruir a Hamás, considerada una organización terrorista por Israel, Estados Unidos y la Unión Europea, y conseguir la liberación de todos los rehenes.
El conflicto estalló cuando comandos islamistas mataron en octubre a mil 195 personas, en su mayoría civiles, y secuestraron a 251 en el sur de Israel, según un recuento basado en datos oficiales israelíes.
El ejército israelí estima que 116 personas permanecen cautivas en Gaza, 42 de las cuales habrían muerto.
En respuesta, Israel lanzó una ofensiva que ya mató a 38 mil 713 personas en Gaza, también civiles en su mayor parte, según el Ministerio de Salud del gobierno de Hamás.
Para hacer frente al “aumento de las necesidades operativas”, el ejército israelí anunció este martes que empezará a emitir avisos de reclutamiento para judíos ultraortodoxos estudiantes en las escuelas talmúdicas, hasta ahora exentos de obligaciones militares.
Horas después, miles de manifestantes ultraortodoxos se enfrentaron a la policía en Bnei Brak, ciudad de mayoría ortodoxa cerca de Tel Aviv, según un portavoz de las fuerzas del orden.
El gobierno israelí también encara una creciente presión por parte de los familiares de los rehenes. Las familias de cinco mujeres soldado retenidas en Gaza desde el 7 de octubre suplicaron a Netanyahu que alcance un acuerdo con Hamás que permita su regreso.
Señor primer ministro, le rogamos, le pedimos, por favor, que haga realidad este acuerdo”, declaró en una rueda de prensa en Tel Aviv Sasha Ariev, hermana de Karina Ariev, una de las soldados secuestradas.
Catástrofe sanitaria
La guerra ha obligado a abandonar sus hogares al 90 por ciento de los 2.4 millones de gazatíes, que además de la ofensiva militar sufren la escasez de víveres, agua, medicamentos y electricidad debido al asedio total de Israel.
El martes, las estaciones de bombeo de aguas residuales de Deir al Balah, en el centro de la Franja, dejaron de funcionar “debido a que se agotaron las existencias de combustible necesario para su funcionamiento”, según un comunicado del ayuntamiento.
Esto hace temer “una catástrofe sanitaria y medioambiental para más de 700 mil personas”, señaló el documento.
El conflicto también avivó las tensiones en la frontera entre Israel y Líbano, donde las fuerzas israelíes y el movimiento chiíta libanés Hezbolá -aliado de Hamás-, intercambian disparos casi diariamente.
Cinco personas, entre ellas tres niños sirios, murieron este martes en bombardeos en el sur de Líbano, y Hezbolá anunció que lanzó cohetes contra Israel en respuesta a uno de esos ataques, informó la agencia oficial libanesa de noticias, ANI.
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