La estructura del recinto, ubicado en Atenas 9, en la colonia Juárez, se desplomó ayer, tras ver brillar el talento de diferentes artistas nacionales e internacionales.
Ciudad de México. El Patio, uno de los centros nocturnos más destacados de la Ciudad de México desde la década de 1940 hasta 1994, cuando cerró sus puertas, se derrumbó ayer, tras un abandono de 30 años y luego de trabajos de demolición anteriores.
Su escenario, ubicado en la calle de Atenas 9, en la colonia Juárez de la Ciudad de México, fue testigo del talento de cantantes como José José, Juan Gabriel, The Platters, Rocío Dúrcal, Ray Conniff y Lupita D’Alessio, entre muchos otros, tanto nacionales como de renombre internacional.
Sin embargo, el tiempo le pasó factura y de aquellas glorias sólo quedan hoy los restos de cemento y metal, así como los recuerdos de quienes vivieron aquellas noches.
El periodista Víctor Hugo Sánchez, con más de 37 años de trayectoria en medios de comunicación, recordó el glamur y las figuras que pasaron por tan popular espacio.
“Era cena, show y baile. Llegabas a las 10 y te recibía el señor Luis Gómez, te llevaba a la mesa y cenabas, pedías tu traguito y los shows iniciaban en punto de la medianoche. De manera tal, terminaba a las 2 de la mañana el cantante en cuestión y después abrían la pista, porque, en realidad, era el patio de una casa. La gente bailaba con orquesta hasta las 5 o 6 de la mañana”, relató Sánchez, quien experimentó tales noches en la década de 1980 y 1990.
Víctor Hugo señaló que entonces no existían ni el Teatro Metropólitan ni el Lunario del Auditorio Nacional, por lo que los centros nocturnos eran los espacios para el entretenimiento del público de esas décadas.
“La vida nocturna cambió y ahora los shows son muy tempraneros, pero yo tuve la suerte de ir a El Patio. En 1989, me llevaba muy bien con Rocío Dúrcal y me invitó a ver a José José, en una época en la que no había celulares, así que la gente se sentaba y en las mesas había floreros con unos claveles rojos y blancos y, al final, cuando José José cantaba El triste había una lluvia de flores y servilletas que volaban. Era magia estar ahí y verlo a él cantar en la plenitud de sus facultades vocales… fue un agasajo estar ahí.
“Por ahí desfilaron todos: Raphael, Julio Iglesias, Raffaella Carrá, Valeria Lynch… un montón de gente. Era presentarte en Siempre en Domingo y pisar El Patio, para asegurarte que te iría bien en la gira que tenías”, dijo.
Y aunque las temporadas podían durar muchos meses, de miércoles a sábado, el recinto no tenía la mejor acústica, según lo rememoró Sánchez: “no era un lugar con una muy buena acústica. Era un patio. Ibas a ver al cantante que estaba de moda, porque era famoso, pero era el lugar por el que tenían que pasar sí o sí. Me da nostalgia”.
La inauguración de El Patio fue el 12 de octubre de 1938, propiedad de Vicente Miranda, Conchita Vélez y Emilio Vélez Ramírez, quienes lo compraron al empresario Emilio Azcárraga Vidaurreta.
Juan Carlos Cuéllar, periodista con más de 42 años de carrera en espectáculos, recordó que El Patio era tal cual el patio de una casa, en la que no cabían más de 300 personas, por lo que lo hacía un espacio íntimo y exclusivo.
“El Patio cerró cuando hicieron el centro nocturno El Premier, en San Jerónimo, que fue su competencia. Sin embargo, El Patio fue muy importante, de mucha trascendencia e historia. Originalmente era una casona que era de Azcárraga. Él hizo el lugar en un principio y luego se lo vendió a la familia Vélez. Luego el hijo se quedó a cargo del centro de espectáculos.
Era el centro de la vida nocturna en México. Ahí acudían figuras como Verónica Castro, María Félix y Cantinflas a ver los shows. Es a quienes recuerdo haber visto.
Eran unas mesas largas que llegaban al escenario y siempre era cena, show y baile; una cena de tres tiempos y con temporadas larguísimas de los artistas. Ahí vi a Juan Gabriel, Marco Antonio Muñiz, Camilo Sesto, Raphael, Daniela Romo, The Platters, Ray Conniff. Fue un lugar muy reconocido”, dijo.
El 24 de mayo de este año sufrió un incendio y sólo sobrevivió, aunque oxidada, su fachada y su nombre, que aún podía leerse a la distancia.
La última vez que se utilizó fue en 2017 como locación de la teleserie José José El Príncipe de la Canción, para Netflix y Telemundo.
Información: Excélsior.