El césped del estadio Olímpico de Tegucigalpa está en perfectas condiciones y presume uno de las mejores gramas a nivel internacional. El juego ante Honduras tendrá una superficie de calidad mundial y eso, en la nación centroamericana, lo han tomado de manera negativa. Con el pensamiento en que puede ser algo benéfico para su rival en turno. Ese será su más grande temor y algo positivo para los nuestros por la costumbre de jugar en ese tipo de escenarios.
El Diario de los Deportistas tuvo acceso al recinto José de la Paz Herrera, mayor conocido como simplemente Herrera Uclés, en honor al entrenador de futbol del mismo nombre y fallecido el año anterior, ubicado en el Barrio Morazán, en una colonia popular de la capital hondureña. Sus más de 75 años de historia se le notan por todos lados. En los alrededores, paredes, gradas y pasillos se puede observar las deterioradas infraestructuras que hacen notar su antigüedad, pero el terreno de juego es otra cosa muy distinta y hasta hace una clara diferencia, el cual apenas fue renovado a principios de este año por un césped híbrido, con la mejor tecnología para un buen juego.
La grama, por cada lado donde se le mire, luce imponente y espectacular. Como una alfombra verde que bien podría parecerse a cualquier terreno del Viejo Continente y del mejor futbol internacional que puede jugarse en el mundo.
La expectativa en Tegucigalpa es alta. Las 21,500 localidades vendidas hará un lleno en el estadio y es que nadie quiere perderse el regreso de Honduras al Herrera Uclés.
Desde el Monumento a la Paz, en el Cerro Juana Lainez, la vista es espectacular de toda la capital hondureña. Sobre todo del estadio Nacional de Tegucigalpa. El ESTO subió hasta lo más alto y desde arriba pudo observarse un estadio imponente, entre la naturaleza de la ciudad, y considerado uno de los escenarios más importantes del país catracho. Desde arriba puede confirmarse el por qué de esa peculiaridad.